Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Relats/Contes. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Relats/Contes. Mostrar tots els missatges

dijous, 6 de setembre del 2012

Tenemos que hablar (o el reparto de panes y peces)


No lo sé. No lo sé, Juan. No sé por qué ahora, por qué hoy y no ayer, o el mes pasado o el año pasado. No lo sé. Nada ha cambiado, es cierto. Nada me prometiste aquel día y nada me has dado desde entonces. Y, bueno, quizás tampoco nada me has quitado. En paz. O eso creo... O eso he querido creer estos años.

Esther, sigue haciendo tu vida. Sigue saliendo con tus amigos, diviértete, me has dicho siempre siempre, sal y diviértete. 

Cómo si fuera tan fácil (sí lo es, para ti, sí).Cómo si hubiera un solo instante en que mi pensamiento pudiera prescindir de ti, el muy tirano! No. Y tú, claro, eso lo has sabido siempre, y te has aprovechado. Eres joven aún, Esther...-me repetías una y otra vez para sentirte menos responsable.

No puedo odiarte, ni aun deseándolo con todas mis fuerzas no he conseguido odiarte. Ni tan siquiera cuando, como ahora, me doy cuenta de cuánto y cómo he desperdiciado todos estos años junto a ti. Jajajaa... No, no me digas que me tranquilice. Hoy, no. Deja de fijarte en si nos miran, si alguien te conoce. Podrás estar más tranquilo, ahora. No habrá más noches necesitadas de mentiras, ni más escapadas contrarreloj; este café, lo que hay en este mesa, es todo cuanto poseemos en común: Quédate tú la taza, yo me quedo la carta de tés, llévate tú esta flor de plástico barato que pretende decorar; yo me conformo con el servilletero triste y deforme medio vacío... 

Tres años, tres años y esto -que ni siquiera nos pertenece en realidad- es todo cuanto podemos repartirnos. Nada, nada tenemos en común, nunca nada has querido compartir de verdad. Qué pobre final, qué mísero final...jajajaja claro, mísero final para una relación igualmente mísera, no no, miserable.

No, no subo la voz, pero no me cojas así del brazo. Me haces daño. Tienes miedo? No. Nunca lo haría. Si esta relación me ha matado a besos lentos también pensar en ella ha contribuido a aumentar mi dolor, ese dolor que yo, queriéndote como una imbécil, le he provocado!

Eres tan egoísta, tan estúpido y egoísta! Pues claro que lo sabe, claro que lo sabe. Sin duda. Pero tú cómo vas a darte cuenta de nada. Estoy segura que desde el primer momento lo supo. Cuando se quiere a alguien, pero de verdad, de verdad como tú jamás has sabido amar, cuando se ama desde el fondo de un corazón como este mío que tú te has encargado de destrozar desprecio tras desprecio, día tras día, me oyes, cuando se quiere de verdad, reconoces perfectamente qué lugar ocupas en la otra persona. Lo sé yo, he sido la segunda, la tercera en alguna noche que nos engañabas a ambas. Lo sé yo, Juan, y lo sabe ella, estoy segura, lo ha sabido siempre y por eso siempre ha callado ante tus absurdas mentiras y excusas. No, no me lo repitas, no hablaré con ella... Aunque sí, me gustaría, me gustaría quitarle la venda que quizás tiene de manera inconsciente, decirle que no sé cómo pero conseguiré, conseguiría ella también, vivir sin las migajas que obtenemos de ti.

No quería llorar, y no voy a hacerlo. Sí, estáte tranquilo, me voy. Me voy. Sé feliz, siempre lo has sido, sigue siéndolo. No sabes cómo he deseado odiarte, cuánto lo he deseado, pero ahora, ni tan siquiera deseo que sufras este desgarro que siento, que me rompe, me anula.

Sí, me voy. Quédate la taza, la flor…


diumenge, 5 d’agost del 2012

La primera vez

Aburrida.

O quizás, no, no solo, no sé, no sé si aburrida o asqueada. 

Cansada, triste, vacía, irritada, enfadada, desganada, desesperanzada. Así estoy, así me siento, y así estoy viviendo estos últimos años: De casa al trabajo y de trabajo a casa. Recojo a la niña, ropas, comidas, tele, olor a cocina, a jabón de platos, y amoniaco para el baño. Vestidos de mercadillo, zapatos de saldo, sin tacón, revistas en la peluquería de la esquina donde todas sonríen, salen, entran, fiestas, felicidad... 

Le miro, ahora duerme en el sofá. Mira los deportes, cualquier deporte, la taza del café en una mano y en la otra el mando. Es su mando. Medía vida. La otra lo es el bar, sus amigos, sus risas sin sentido, y su sudor cuando me folla. Le odio, le odio tanto como me da pena. 

Paula dibuja aislada del mundo, de este mundo que no le gusta, esta casa donde todo es rancio, donde no hay príncipes y princesas, donde el rosa no brilla, y donde no se baila al compás de ninguna canción.

Me duele la cabeza. Ayer tuve un día duro en la oficina. El jefe está insoportable. Y yo solo sé bajar la cabeza y darle la razón. Necesito, necesito, necesito el príncipe de Paula, el que ahora dibuja, que me mime, me mire, me sonría, me desee. Miro a Luis, sigue durmiendo, las Olimpiadas copan la tele estos días. Da igual en què deporte: waterpolo, badminton, ping-pong, natación, básquet... El no practica ninguna, pero habla de todos. Se compra el Marca, el As, y mira Teledeporte. Pero fuma, y bebe, y toma café, y coge el coche hasta para ir a por tabaco. Tiene una barriga espantosa, y cualquier noche su corazón se parará.

Enciendo el portátil. Me voy al estudio con él. Me pongo un té frío, música, y me dispongo a escribir. Me alejo de esta casa que es mi ruina, y seguirá siéndolo mientras mi sueldo sea la miseria que es, y todo los gastos corran de su cuenta. Estibador en el puerto. No nota la crisis, y urga y urga sus dientes con el palillo mientras dice que este país lo que necesita es mano dura, y que echen a todos los sudacas. Y los putos negros que no han conocido madre. Yo miro a Paula mientras él habla, y grita, al ver las noticias. Paula canta, en su mundo, ha aprendido mejor que yo a refugiarse del presente incómodo y a construir su espacio. 

Sin querer, sin querer de manera consciente, entro en un chat. Seguramente es el que me dijo Encarana: chateagratis. Nunca podría pagar por entrar en un chat. Las cuentas las lleva él. Sé que mi historia no es nada original. Lo sé. Hasta yo me aburro de reconocerme en tantas canciones, tantas películas, tantas novelas de mujeres que se enamoraron del lider, del más guapo, del más fuerte. 

Me doy asco.

Por qué no? Me pongo un nombre que atraiga, y que sea real, me enseñaron a no mentir: NovataInfiel. Soy Novata en este mundo virtual, de chats, de hombres, de deseos, de miedos, de ilusiones. Y soy infiel porque lo neceisto, porque durante noches he soñado, cuando él me gritaba: puta, puta, muévete puta, con su aliento rancio en mi cuello, en mi boca, en mis tetas, soñaba con Enrique, mi compañero de trabajo. Soy infiel porque solo he estado con él y deseo sentir un cuerpo sobre el mío, unas caricias, unos dedos, unos labios suaves, deseo saber qué es un orgasmo, unas palabras amables en mi oído: te gusta, princesa? te gusta que te acaricie, que te lama el cuerpo, que te bese como mereces? te gusta cariño? 

Entro en el chat, sexo, sexo, sexo. Las letras se incrustan en mis ojos, penetran mis venas, me giro, atenta, escucho sus ronquidos, sigue, no hay peligro, duerme, no temas, sigue. Y sigo: chat de sexo, me llamo NovataInfiel. No lo soy, no lo soy pero deseo serlo, necesito que me engañen, que me mientan, no me importa, mi vida está aquí, pero deseo que me hagan el amor, que me besen, que se preocupen de si me corro, de si me duele, de si me gusta, de si necesito más...

No paran de abrirme privados, no sé qué responder, ni si hacerlo: Hola, linda, qué buscas?; Follàs?; Putita, necesitas que te coma el coño?; Ola...!!!; Polla dura de 25?... me he equivocado, no lo deseo, no quiero esto, no quiero esto...

Pero entonces, no recuerdo exactamente, sigo en estado de shock, aparece uno que es una flor en un fangar: Hola, cómo estás? Hola una coma y cómo estás? No sólo puntúa la frase con una coma sinó que se preocupa por cómo estoy. No cierro, no cierro, quizás no esté todo perdido... Le respondo, estoy intranquila, no sé cómo andar cerrando al resto de privados, ni si contestarles con un 'no, gracias, te cierro, muy amable'. Se lo digo, le pregunto si quiere que le envíe mi correo y vayamos allí, tranquilos. Sí, me dice. Y le doy mi dirección. No es mía, me la creó Encarna: No seas tonta, me dijo, no expliques nada de ti. Cuanto menos, mejor. Tú solo quieres sexo, no? Pues hala, no hace falta saber mucho para eso. 

Se la doy. Me cuesta entrar en esa dirección. La falta de costumbre. 

No está, no entra, no me escribe, se la he dado mal?, ha dicho que sí para que me calle?, para quitárseme de encima?... si está claro que soy novata, y tonta, qué tonta soy... qué... no, no, no. Me ha escrito: hola, hola, hola... ese hola es música suave, dulce, es la amelie de mis ojos, es un helado de caramelo, ese hola es lo mejor que me ha pasado en las últimas semanas...

Estoy nerviosa. Pregunto. Hablo. Hablo. Pregunto. Me doy cuenta de que no sé nada. De que esto me viene grande. Me derrumbo. Él parece ilusionado. Será mentira. Llevamos media hora en el chat. Qué tonta, no sé qué decirle, y recuerdo todas las novelas de amor leídas, las películas de la tele, mis amigas, recuerdo las conversaciones que me cuentan las madres del cole con los amigos que tienen... ellas las llaman amigos, se ven a escondidas...

Oigo que se acerca. Le digo que tengo que cerrar. Le pido un relato erótico, si yo no sé escribir, tiemblo cuando me dice que yo también lo haga... pienso, se lo pediré a Esther. Sí, sí, ella sabrá hacerlo. Le contaré esta historia, tal cual, y ella lo hará. 

Me voy a la ducha. Hoy vamos a cenar a casa de su hermana. 

Me desnudo, meo, y al limpiarme noto que estoy mojada. No es solo orina, estoy mojada como hacía años. Miro el papel, diossssssss, qué me ha ocurrido?, a penas hemos hablado. Entro en la ducha sonriendo, recuerdo sus palabras, su buen trato al hablarme, y siento que deseo acariciarme. Me olvido de Luis, de Paula, de la imbécil de mi cuñada. Por qué no? No me lo merezco acaso? Por qué no? Me acaricio, me apoyo en las baldosas que ayer limpié por no morirme de asco en esta prisión. 

Empiezo por mis pechos, siento que su lengua los acaricia, que son sus manos las que aprietan mis pezones de botón, que se endurecen solo de pensarlo. Susu manos, que son una dos tres, sus manos que se multiplican, acarician mis muslos, mi cadera, mis piernas,... Sus dedos viajan desde mi boca, liándose con mi lengua en un baile salvaje, hasta mi coño, entran en mi vagina como jamás nadie ha penetrado en ella, mientras su polla, que son mis manos, frotan mis nalgas. Delante, detrás. Me giro y está. Delante, y está. Sigo apoyada en la baldosa. Mis piernas tiemblan mientras dirigo el chorro de agua fuertemente hasta mi clítoris. Dios, dios, cuánto hacía. Su polla en mi vientre, sus dedos en mi coño, mi culo en su boca. Todo se mezcla, mi mente baila, mi lengua busca, mis ojos giran en mis órbitas sin saber dónde dirigirse. Y yo apago un grito con mi mano, mientras me corro, mientras mi coño chorrea no solo agua tibia, mientras mi clítoris ha crecido llamándole, mis labios surgen por arte de magia unos sobre otros, y todo mi sexo se convierte en una montaña rusa de placer, de deseo, de miedo, de esperanza... sí, sí, sí, sí, síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.

Cierro el grifo. Sonrío. Jamás me había masturbado en la ducha. 

Me seco, me seco mientras mi mente sigue viajando a ese momento, a la charla con él, a la ducha, al orgasmo triple que acabo de experimentar, mientras mi vagina, mi vulva va perdiendo tamaño hasta recompenerse a la realidad que debe vivir. 

Mientras me visto sonrío y pienso en cómo le explicaré todo esto a Esther para que ella me haga el relato y pode enviárselo al del chat. 

Y sigo sonriendo mientras pienso en mi cuñada y la imagino explicándome su puto y asqueroso viaje a Cádiz mientras soy capaz de contestarle: Hijadeputa yo me he corrido en la ducha tres veces pensando en un tipo que quiere sexo conmigo, y tú me vienes con una mierda de viaje a Cádiz, malfollada?

...


(Un petó a totes les Marilyns que fastiguejades del món, de la vida, de l'amor... van dir prou a la 'seva manera'... Per elles, perquè sempre queda una esperança, sempre!)



dimarts, 24 de gener del 2012

Vampiros Emocionales

- No puedo más! -me decía llorando, esta mañana, Esther- No puedo más, su negatividad me supera, su rabia conservada en formol, su mal humor agriado, su veneno en cada contestación, en cada nuevo comentario, y su ataque disfrazado de risa, de broma. De mentira.

- Escríbe, escribe lo que sientes, cómo te sientes, qué te provoca su actuación y cómo vives sus críticas constantes... pero no le entregues tus letras. Hazte a ti misma ese regalo. Tú necesitas la paz, no importa, ya no importa, qué él sepa, que entienda, que escuche. No importa. Importas tú, a ti, solo tú, ahora y por una vez en esta desequilibrada relación. Solo tú. Necesitas cerrar esa puerta, y cerrarla bien. Por ti, no por él, Esther, por ti.

A veces nos es imposible decir basta sin más, necesitamos que el otro sepa que hemos dicho basta, o ni siquiera eso, a veces somos incapaces de decir basta porque solo de esa manera sabríamos ya vivir la relación. Nos momificamos como víctimas porque dudamos de ser capaces de tomar otro papel en esta gran obra de teatro, o porque como figurantes mártires sabemos manejarnos perfectamente, tras años de ensayo real. Preferimos llorar a actuar. Quejarnos de nuestra mala suerte a tomar las riendas de nuestra vida. Descargar en los otros nuestros miedos para, libres de ellos durante unos instantes, pensar que por hoy, lo hemos intentado. Seguimos día tras día nuestro propio guión defendiéndolo a capa y espada aunque ya haya perdido la razón de ser, si alguna vez la tuvo. Y nos escondemos de nosotros mismos, pidiendo a gritos la sinceridad que jamás aceptaríamos (ni nuestra verdad somos capaces de afrontar!).

- Deshazte de la rabia, y después, deja que la puerta se cierre tras de ti...

Eso hizo, al rato, en mi bandeja de entrada aparecía su correo. Apenas cuatro lineas ponían fin a años de sentir que le robaban la energía, la ilusión, la esperanza:

Carlos, no importa que no me leas. No importa, sin embargo mi mente necesita no solo escribir, necesita entender qué no deseo y qué no voy a volver a permitir; saber que el respeto por mí crece por momentos y no vas a volver a minar mi camino con tus odios, tus rabias y envidias, y tus quejas constantes. No puedo más. No quiero poder más. Basta.

Sonreí mientras leía. Sí, se liberará de su vampiro emocional. Creo en ella, creo en mí que, hoy, soy ella.





dilluns, 12 de desembre del 2011

Lenta agonía

Son las doce horas, un minuto y quince segundos: llevo un minuto y quince segundos sin pensar en él. Sin duda mi obsesión ya no es tal. Mengua por momentos. Recuerdo haber mirado el reloj a las doce; desde ese momento su imagen no ha vuelto a invadir mi mente, mi piel, mis manos, mis pechos, mi sexo entero. Esto va bien. Sé que con un poco de práctica diaria lograré olvidarle. Solo han pasado dos años, necesito más tiempo, un poco más.



Son las doce y cinco minutos, me estoy desobsesionando, apenas he pensado en él los últimos tres minutos.



Son las…


dijous, 10 de març del 2011

Caótica Eternidad

Vida tras vida han conseguido ser uno. No, ser dos, pero sentir al unísono como si fueran uno.

Conocerse y reconocerse en cada etapa de la eternidad.

Y una vez más, esta vez al final del abecedario como punto medio, dar rienda suelta a su pasión. Su amor. Su necesidad y locura reconducida.

Con cada presente aprendiendo del pasado, en esa regresión sin fin que les ayuda a mejorar, a aprenderse: sabiendo, por primera vez, que estar de rodillas puede llegar a ser útil; o que se puede conseguir llegar al dos tras el uno; incluso que cuatro serían restados de haberse reconocido años atrás…

(¡Tanto conocen y reconocen en cada nuevo encuentro!)

Así que ante el nuevo adiós, necesario adiós, se sonríen, como en la foto irreconocible (a veces en linea recta, a veces como una gran curva).

Y agradecen todo aquello que poseen: ella a él, y él a ella. Todo.

(Te amo, le dijo antes de despedirse)

dissabte, 11 de desembre del 2010

Mis lágrimas en tus dedos

Mis lágrimas en tus dedos

Desde el principio, los inicios, todo empezó… es la historia de unos encuentros y desencuentros digna del guión más inverosímil.

La vida nos fue llevando por el mismo camino.

Es increíble, me decía a mí misma, viviamos en la misma calle del mismo barrio, de pequeñas, sin saberlo. Y con los años, ambas, sin conocernos, marchamos de aquella zona para volar hacia donde un poeta cantaba aquello que de vez en cuando la vida nos besa en la boca.

Y los años van pasando.

Yo estudio, tú estudias: la misma carrera. Aún así; nada nos había unido, aún. Aún.

Recuerdo como si fuera ayer aquella reunión, ya madres, el mismo colegio y un único objetivo, la felicidad de su hijo, de mi hija. Tardes, a veces noches, y más tardes.

Seguimos juntas en aquel presente.

Con el tiempo supimos cuándo coincidimos por primera vez con nombres y quizás apellidos: Una pizzería, cada una a un lado de la barra. O de las mesas.

Una tarde, soy capaz de revivirlo como si hubiera sucedido ayer, ocho años atrás, un desagradable encuentro me hizo llorar. Lloré de tristeza, y rabia, y pena.

Ella solo me miró, me pidió que no llorara más, que esa situación no merecía mis lágrimas, alzó una mano y las secó: secó mis lágrimas. Nunca nadie, nadie nunca desde que tengo uso de razón, o edad para tenerla, ha secado mis lágrimas sin ser una metáfora.

Solo ella.

Solo por eso RSD será siempre alguien con espacio en mi corazón. Aunque nunca más vuelva a verla, a reírme, a contar y cantar.


(hablando de eternidades)


dimarts, 2 de novembre del 2010

La Novia Eterna

Aún ahora, tantos años después, cuando leo, ella se tumba a mi lado, y me escucha atenta. Me escucha mientras juego con sus pechos, me escucha aunque yo ya no le lea en voz alta.

Sí, hubo un momento en nuestra relación a partir del cual no hubiera hecho falta que habláramos porque ambos sabíamos qué iba a decir el otro tras según qué comentario, o ante una situación curiosa. Reíamos y reíamos, ella, traviesa, respondona, decía divertida: "En breve no hará falta que me digas ni lo que piensas, hasta eso adivinaría ya de tí!".

Nada era aburrido a su lado, nunca lo ha sido.

Juntos bajamos a la calle, toma mi mano con prisas, como suele hacerlo casi todo, como cuando me besa, con ese ansía, ese torrente de lenguas, labios, saliva, con ese deseo que la invade de pronto , que nos invade (sí, como a mi, cómo la deseo aún ahora ¡tantos años después!). Me acaricia los dedos con los suyos y, a veces, distraída, desabrocha los botones de mi camisa y juega con la pelusa, ya blanquecina, que recubre mi pecho.

Mientras paseamos, juntos, como siempre, siendo uno, abrazados, ella ríe por cualquier cosa... mis ojos apenas pueden disimular esa lágrima que, nuevamente, acude a empañar el presente vacío (No temas, Amor, me decía ella cuando hacíamos el amor, lloro porque soy feliz, muy feliz, tan feliz...).

No, por mucho que se empeñe mi terapeuta, su mejor amiga, y nuestra hija, no, Ella no dejó una huella en mi corazón al morir, Ella, se ha quedado conmigo como prometió, en ese amor eterno que aquel día nos juramos (cuatro rosas fueron testigos).

Ese amor incompleto que aquella tarde de viernes se apagó junto a su corazón: "Te quiero -me dijo unos minutos antes- la vida no es suficiente para quererte, te quiero para toda la muerte".

Y yo, simplemente, y como siempre, la creí.

diumenge, 24 d’octubre del 2010

Narro, Narra...

Bé, el cas és que -com vaig escriure ahir- haviem d'explicar una mateixa situació amb dos narradors diferents. Així que vaig recordar el segon cafè d'aquell matí (dimarts). Llegia feia unes quantes setmanes la mateixa novel·la, sí La Pesta d'en Camus, una mena de repte absurd com els que m'acostumo a posar de tant en tant, i fruïa perquè arribés el moment d'acabar-la: cinc pàgines. Només cinc pàgines. No m'importava tant com acabava com el fet de tancar el llibre definitivamnet. Cruel? Pobre Albert Camus? Jo què sé!

Així és que...

El segon cafè del dia

Només llevar-me necessito cafè: ben carregat, calent, amb llet. Sí, bàsic per poder considerar-me persona. Després d'una abraçada matinera li n'he demanat un a la meva parella. Me n'ha fet un com sap que m'agrada (i com me'l fa sempre, ell és el cafeter oficial de casa) i de seguida he pensat en el segon que em prendria, en el proper cafè.

Mmmmmmmmmmmmmmm, pensava, arribaré d'horeta a la feina, directament a la màquina del cafè i allà, mentres me'l bec, poc a poc, acabaré les cinc pàgines que em falten per donar fi a la novel·la que arrossego. No m'atreveixo a dir que llegeixo.

Tot rutlla, em dic, deu minuts abans de les vuit ja sóc a l'ofice. Porto monedes, correcte, trec el cafè i m'assec, sola, a una de les taules de la sala. Obro el llibre i abans d'acabar la primera línia ja sento veus a la sala. No alço el cap, no em giro. No. Però això no evita que les veus es dirigeixin a mi:

- Bon dia, matinera! Fem el cafè junts, Núria?

- Sí, i tant, seieu!

Cap gest al meu rostre evidencia el petit, petit, petit malestar que m'envaeix.


El seu segon cafè

No es considera persona fins que no pren el primer cafè. Avui l'ha fet a casa, el seu company li ha preparat com sap que li agrada: carregat, fort, amb la llet calenta, en got.

Ella li ha regalat una abraçada matinera per demanar-li, però no calia, ell sap que és qui fa els cafès a casa, per norma. I no li molesta, gens. Ella planxa, ell fa cafès. Segurament pensa que el pacte tàcit és desequilibrat així que mai no té un no per fer un cafè. Amb abraçada o sense.

Somriu mentres beu, la seva ment ja vola: fa dies que llegeix la mateixa novel·la i per una o una altra causa no troba moment de treure-se-la del damunt. No li està agradant gens, és evident, no li dedica més que uns minuts diàriament.

Només li falten quatre o cinc pàgines que se li resisteixen fa ja moltes hores.

Pensa en arribarar d'hora a la feina, entrar a la sala del cafè, buida per norma a tres de vuit, i treure el segon cafè. El cafè amb què donarà per acabada la lectura.

Ja hi és: s'hi asseu, obre el llibre, amb el cafè a l'abast de la mà i de seguida sent veus. Entren la Marta i el Sergi i se li adrecen:

- Bon dia, matinera! Fem el cafè junts, Núria?

Agafen les cadires del seu costat i se la miren somrient mentres ella plega el llibre.

- Sí, i tant, seieu!

Cap gest, no hi ha cap gest que deixi veure el malestar que l'ha envaida de cop!

(No, no miro la tele, però la música dels anuncis, i la música d'ER i d'Anatomia és, molt sovint, genial)

dimarts, 29 de juny del 2010

Fred com el Gel! - Ell (i 2)

- Sí, d'acord! -li dic.

Em demana que li truqui en cinc mintus, però estic tan nerviós que li truco tres cops abans que pugui parlar amb mi. Em vé tant de gust sentir novament la seva veu...

L'excusa que aquest cop ha fet servir és que ha anat a comprar gel.


Sense cap mena de control, ni ganes de posar-lo, imagino com seria lliscar aquell gel per la seva pell. Mmmmmmmmmm. Imagino com el desfà amb la seva calor, ella és tan ardent! Imagino els moviments que el seu cos fa, els seus malucs, els seus pits petis, en sentir el fred.

Li ho dic (no puc controlar-me: amb ella sempre faig i dic alló que sento, sense censurar-me, sense màscares de cap mena). La idea l'excita tant com a mi, ho sento a la seva veu. Reconec perfectament quan s'excita.

De cop, m'adono de la ridiculesa de la situació: tots dos excitats, cadascú al seu cotxe, a centenars de quilómetres, tan lluny l'un de l'altra. Però no. No és gens ridícul. En sentir la seva veu em resulta qualsevol cosa menys ridídul. Buf, vendria la meva ànima al diable per ser allà amb ella. Amb ella i el gel. Li ho dic.

"No es pot tenir tot", em contesta amb el to que sovint em descol·loca alhora que m'excita.

"Aleshores", li dic, "deixem el gel de banda!".

(Em pregunto si és conscient de la quantitat de sensacions que ha provocat en mi en tan sols uns minuts. Sí, crec que n'és, de conscient...!)


Como un Témpano de Hielo - Ella (I)

No podía dormir. Hacía mucho calor, y estaba nerviosa, seguía nerviosa. La cama se había convertido en una maraña de sábanas calientes, sudadas, descolocadas. No. Era imposible dormir con esa temperatura. Pensó en darse una nueva ducha.

Buf, entonces quizá me desvelaré aún más, pensó.

La mente, viajera como siempre, la transportó apenas unos días atrás:

"La situación era casi cómica, ridícula. Él había dicho que era una de esas situaciones que era necesario vivir para entender, para no caer en la risa tonta, en la vergüenza que produce lo ajeno cuando no lo entendemos y lo tachamos de absurdo.

Así era.

Miles de quilómetros los separaban. Como siempre, como desde el primer día. Hacía calor, también, como ahora. Con la excusa de ir a buscar hielo salió de la casa. Los ladrones aprenden tácticas para no despertar sospechas, y los comedores compulsivos para hacerlo a escondidas; también los drogadictos. Y ella, por supuesto, había aprendido cómo ser natural, últimamente, incluso cuando el corazón le latía a cien por hora, o su sexo empezaba a llamarle a gritos.

Se sentó en el coche y esperó su llamada.

Empezaron hablando de tonterías. O casi. O no. Quizás eso era la sal del aliño. De esa ensalada necesaria para llegar a los postres.

Le explicó qué había ido a comprar: hielo.

Él, ahora ella lo sabe (cualquier cosa le hubiera servido para excitarse de nuevo) le susurró uno de sus deseos: añadirle hielo a ese momento!

Ella rió, rió con esa risa suave, erotizadamente suave que no fingía, sino que le surgía de las entrañas y más allá cuando imaginaba sus manos, sus labios, su piel, en contacto con ella. Cuando a punto del orgasmo pronunciaba su nombre...

Dime, conmigo y el hielo? - como un juego, esperando la respuesta correcta, necesitada, susurrada-

Sí, sí, si he de prescindir de algo que sea del hielo!

Vale.

Vale.

Sintió miles de agujas cruzando sus labios; la vagina mojada, a estas alturas, totalmente. Sabía que él también estaba excitado. Cruzó las piernas, empezó a perder el control sobre su sexo... su mente viajaba con él.

Dónde estás?

En el coche, como tú.

Mmmmmm...

No me pongas esa vocecilla, buf!

Vale, paro. Paro.

(pero no deseaba parar, deseaba que él, como ella, jadeara, ronroneara, se mordiera un poco, a penas, los labios deseando que ese momento, el real, llegara... lo antes posible)"



Shakira - La Tortura (Official Music Video) - Watch more top selected videos about: Shakira

diumenge, 6 de juny del 2010

Quan arriba el vespre

Sovint, quan de camí a casa passo per davant del súper, ella hi és. S’asseu a l’esglaó de l’entrada, recolzada al finestral, allà no molesta, no barra el pas de la gent que hi entra i compra totalment aliena a la seva silenciosa presència (o potser no, com jo tampoc no ho estic del tot, aliena al que fa).

Acostuma a menjar alguna cosa: patates fregides, de bossa, normalment, però també galetes. I llegeix. Llegeix una revista d’aquelles del cor on tothom és feliç, ric i se sent encantat d’haver-se conegut (o això sembla a les pàgines que, des de dins del súper, miro com va passant; mica en mica, entretenint-se, badant, però sense canviar el gest, l’expressió...).

Però què sent realment ella quan va llegint, mirant? No ho sé. Com tampoc no sé què hi fa allà als vespres, si espera algú, si passa l’estona, si...

Vesteix com qualsevol persona del barri, ni més, ni menys. No crida l’atenció per això. De fet, no crida l’atenció per res. No mira enlloc, res que no sigui la revista que té a les mans. Seixanta, setanta anys? Potser sí, potser no.

I sí, sempre a la mateixa hora, cap al vespre; sempre al mateix tros de marbre, inevitablement absent, o concentrada, i sempre fent exactament el mateix. Una metàfora de la nostra realitat.

Intento buscar repostes a les meves preguntes: Què hi fa, allà? Que la mou a seure-hi, incòmodament, a passar uns minuts del seu temps finit (tan finit, tan limitat com el temps de qualsevol de nosaltres, tot i que sovint ens creguem immortals) en aquell espai envoltada de res. Imagino per què ho fa i depén del dia, del meu dia, penso que espera la filla, que treballa al súper. O bé, que necessita sentir-se menys sola que a casa, on ja tothom a marxat, o mort... Potser només és una rutina, com la de cadascú de nosaltres. No ho sé.

Fins i tot, algun dia, he pensat que ella no existeix, que només forma part del meu món interior, que necessito veure-la allà, tot i que no hi sigui, per saber que tot és a lloc, potser la raó de ser de tot plegat és que jo pugui escriure aquest relat.

(Gràcies... a la meva estimada odiada per dir-me, un dia que totes dues la miravem: Núria, fes un relat sobre ella! Fet!)


diumenge, 9 de maig del 2010

Tema per a un relat!

Dimarts passat, al Taller de Relats, últim dia de classe, el Joan ens va demanar que descrivissim una escena: Un petó en un sofà (Taller de relats, relats, relax, no, relattttts... aquesta ha estat darrerament la meva contesta a la pregunta dels companys i amics que em deien: Vas a un taller de relaaaaaaaax?)

Ja us ho dic ara, a mi el romanticisme em supera i el tema ditxós em va agobiar una mica. Aquell límit que habitualment no sabem distingir entre el que és cursi, romàntic, carrincló o... Bah, tant és, deixem aquesta qüestió que encara revisareu algun escrit meu i tindreu proves per acusar-me de cursi (no, si us plau!). El cas és que de seguida el profe, the boss, ens va donar idees: podia ser un relat d’humor, d’amor, tràgic, policíac. D’acord, així sí jugo.

I aquest és l’escrit que finalment vaig fer, pensant en aquell petó:

“Me la miro novament i encara no m’ho crec. Sóc feliç. Em sento feliç. Dorm amb els seus llavis agafant un dels meus mugrons. Respira tranquil·la després de l’esforç, i de la satisfacció de sentir-se plena, estimada i, ara, acaronada.

Mig obre un dels seus ulls i em somriu, somriu al meu rostre, al que pot entreveure del meu rostre, i jo li torno aquest gest mentres l’abraço novament i les llàgrimes comencen a negar els meus ulls i a caure damunt del sofà. Aquest nostre espai tan íntim.

Obre els ulls, ara ja per complet, sense deixar de tocar un dels meus pits. Sento un plaer immens, un plaer desconegut fins unes setmanes enrere. Un plaer inclassificable i que no sabré com verbalitzar si ella, algun dia, m’ho demana.

Mentres li faig un petó, i un altre, i encara un altre, penso que no puc demanar més a la vida, ara, en aquests moment... sóc tan feliç: alletar la meva filla és una sensació única!”

dijous, 15 d’abril del 2010

Tard o d'Hora, Tot Arriba

A casa, la conversa, aquella conversa, amb els anys, s’havia convertit en un clàssic:

- Ai, per què no em vaig casar amb el gallego?
- Sí, sí –reia el pare- i ara viuries envoltada de vaques, vestida de negre i treballant al camp.
- Però segurament em mimaria més! –contestava ella fent el posat autèntic de dona enfadada (però només per fora).
- Sí, tancada a casa estaries tot el dia, segur, tan gelós com era el teu Jorge!

Ens sabem la història fil per randa. Les tres, els cinc. Parlen dels anys d’immigració a Suïssa on es van conéixer tots plegats. Allà on ella va viure bona part de la seva joventut, i potser una de les millors époques de la seva vida (sí, encara havien d’arribar temps durs, molt durs.).

La mare, malgrat els anys transcorreguts, gairebé cinquanta, encara recorda el dia del seu aniversari, el 5 de juny. Estic conveçuda, hi posaria la mà al foc, que cada any, en arrencar el full del calendari, quan li apareix aquella data l’imagina amb un any més; més gras, menys cabells, més arrugues… sí, però sembla amb els mateixos ulls, aquells ulls que mai podia deixar de mirar embadalida.

Sovint es pregunta si va conéixer alguna dona poc després, era tan guapo, pensa. I de què deu haver treballat? Ara ja no, clar, ara estarà jubilat, com jo, som del mateix any. Segur que és feliç, fins i tot, vol pensar, potser en alguna ocasió ha pensat en mi, sense dolor… malgrat el final, aquell trist adéu…



Li costa adaptar-se als canvis tecnològics. La societat avança i ella vol seguir-la… però se sent gran, i cansada:

- A mi deixeu-me estar de targetes per treure diners i pagar. No en vull saber res. Ni de pins, ni de puns.

O bé,

- El mòbil que tingui només alló necessari que si no tot són problemes: ni càmares, ni blutús, ni coses rares.

Però, és clar, la vida sovint ens sorprén i, un bon dia, el pare, es presenta a casa amb un portàtil:

- Per a què en volem un, de portàtil? I internet? No estaràs pensant en lligar amb jovenetes en un xat d’aquests, oi? –l’increpa amb mitja rialla.

I comença la lluita perquè entenguin el funcionament del maquinari, de la xarxa, de qualsevol botó.

Però mai no és tard, ell s’apunta a un curs d’Internet al centre cívic del barri, i ella comença a preguntar. I preguntar. I preguntar. I s’hi enganxa. Pas a pas. Poc a poc. Trucada a trucada (Te toca a ti coger ahora el teléfono, diu el meu cunyat, la última vez, hace menos de una hora, le he resuelto yo el problema de las mayúsculas. I ella, ma germana, resignada, i carregada de paciència, contesta: Diga’m, mama, què ha passat ara? Què s’ha tancat tot de cop? Vaja, digues, quin botó has tocat?).

No, no dic que la primera intenció fos buscar-lo, però juraria que va ser una de les primeres. Buscar-lo i trobar-lo, naturalment.

- I dius que al feisbuc trobes tothom? Fins i tot la gent que viu lluny?


I li creen un compte de gmail, hotmail, facebook, i alguna cosa més que no recordo. I hi entra i tafaneja, però no escriu. Mira, llegeix. Bada davant fotos de la néta, del nét, de la filla gran, de nebodes, cosines, i sí, també de les amigues de la ja llunyana infantesa. I busca. El busca.

M'ho deixa caure de tant en tant això que potser el trobarà, si és que tothom és a facebook, i potser ell s'enrecorda d’ella. I torna a ensenyar-me la foto on somriuen asseguts en una taula on fa ja molts anys van ser molt feliços. On ella era molt feliç, sense ser conscient de tot el que la vida li havia d’anar portant…

Un dia creu haver-lo trobat i, s'hi atreveix, i es llança preguntant-se si és ell al nom i primer cognom que coincideix. Li diu, plena de pors, si ell va néixer aquell dia llunyà del 44. I per fi rep contesta. El cor li fa un gir. Pregunta por xxx? No recuerdo su segundo apellido, fuimos muy amigos en Zurich. Mucho. I ja amb el cor ben bé a les mans, Eres tú??? Els ulls se li il·luminen.
No, no és ell. És el seu fill:

- Creo que pregunta por mi padre. Es agradable saber que aún hay personas que lo recuerdan. Sin embargo tengo que decirle que falleció hace ya 13 años. Bueno, cáncer…

Les llàgrimes que comencen a caure li fan una mala passada. Toca botons sabent què voldria contestar-li, què voldria explicar-li. I mentres es pregunta com ha estat possible, tants anys, tants pensaments, tants records… No és capaç de connectar les frases:

- Gracias. Tan joven. Lo lamento de verdad. Yo, bueno, mi nieta, si quieres te envio unas fotos, no he vuelto a saber de él, mi nieta, cuando venga, entonces ella lo hará…

No pot deixar de plorar. I amb ella, crec, tots nosaltres.

dimarts, 6 d’abril del 2010

Jo no sóc racista, ho sabeu, oi?

NO, jo no sóc racista.

L’altre dia, quan va venir la gran dient-me que un de la classe li havia demanat per sortir... Em va venir gros. El tema, dic. Només en té 11, tot i que tinc la mania de dir, quan m’ho pregunten, qu e en farà 12. No dic: Té 11 anys. No. Dic: En farà 12.

En fi.

Li vaig preguntar el nom del nen. Mmmmmmmmmmmmm: llarg i castellà. Què poc m’ho esperava! Imaginava un Arnau, un Jordi, un Roger. Fins i tot un Javier. Però no aquell tros de nom. I compost, segur –vaig dir-me interiorment mentres el somriure pretenia fugir i jo lluitava per mantenir-lo (sobretot, em repetia a mi mateixa, que no noti que alguna cosa remou el meu interior, jo no sóc racista, a casa no ho som... no).

- Ah, i d’on és aquest noi?
- No ho sé, d’aquí.
- Ja, però en què parla?
- En castellà. I català.


No, no, no sóc racista. De debó. Però quan el meu home va arribar a casa i vaig dir: Un noi li ha demanat per sortir a la gran. No és d’aquí. És de sudamèrica o por ahí, ell només va riure irònicament:

- És un Machu pichu?- va dir ell que tampoc no és racista.
- Sí, em penso.

No, no som racistes, per això no li fem bromes sobre l'orígen del seu nòvio. Mai. No li diem, en passar pel cinturó del litoral coses com: Mira, aquí vindràs d’aquí uns anys els diumenges a jugar a l’ecovolei i menjar arrós amb pollastre.

No, no li diriem mai. Ni tampoc li diem que vigili, que aquesta gent és molt passional i que té mal geni, i sovint maltracten la parella. Mai li ho diriem, perquè no ho creiem això.

Segurament pensem, molt de tant en tant, que amb el munt de nens catalans que hi ha a la seva escola... Però és pura anécdota, mai ho diriem en veu alta perquè nosaltres, ja ho sabeu, no som racistes.

De fet mai fariem un comentari dient-li que tindrà cinc o sis fills que no pensem podrem cuidar. Mai.

Som gent de classe mitjana baixa, el nostre cognom no és català, i els pares van emigrar des d’altres comunitats de l’estat espanyol. Fins i tot van haver de marxar a Suïssa. Per això, seria incoherent, impensable, inversemblantment increïble que pensessim, ni per un moment, que és una llàstima, que la nena, la nostra gran...

Naturalment, i com sabeu, nosaltres, tan progres, tan liberals, no som racistes.


divendres, 12 de març del 2010

La Trucada

Riiiiiiiiiiiiiiig!

- Síiiiiiii, què vols ara?

- Perdona, molesto?

- Sí, tu sempre molestes, ja ho saps.

- Sí, sí, ho sé.

- Va, digues, què vols?

- Bé, tinc un petit conflicte, que…

- Laboral? Perquè si és laboral no m'interessen gens els teus conflictes.

- No ben bé!

- I ara què coi et passa? Ja t'has tornat a enfadar amb algú? T'han fet plorar novament? Quan creixeràs!!!

- No, no, perdona, no és res d'això.

- Doncs, enllesteix, nena, que estic ocupat. Què?

- Se m'ha perdut el percing…

- Doncs busca'l, no m'atabalis a mi per tonteries com aquestes.

- Ja, ho sé, ho sé, perdona, perdona, però és que no el trobo. Bé, és un que tenia a, que m'havia fet a, que un dia, que jo… no sé com dir-t'ho.

- Està clar que continues tan figa com sempre, tant com te les dónes de valenta, de madura, de... Bah! No sé ni que faig parlant amb tu. Perdre el temps, com sempre!

- És que, bé, mira, t'ho dic, se m'ha perdut dins la vagina. Puc pujar al teu despatx i m'hi ajudes?

- (…)

- Hi ets?

- Hi sóc, hi sóc. Res, esto, sí, puja, és clar, puja, per una companya el que calgui.

- Gràcies, sabia que tot i ser una feina incómoda podria comptar amb tu. Gràcies. Ets un encant, sempre tan amable. Fins ara!

- Sí, sí, fins ara.


dimecres, 3 de març del 2010

Y sin Embargo

Encara és de nit, o ja és de dia, però es lleva. Ha pogut controlar no dir el seu nom. El seu nom, que li sortia per tots els poros de la pell, pels ulls, pels llavis, i de les mans, sense voler. I recollint-lo, el tornava dins seu. Al cor, al ronyó, al fetge als órgans vitals que necessiten d’aquest nom per poder funcionar correctament. Per voler-ho fer.

Té la cançó de Sabina al cap.

La busca, i la troba. I s'adona, aleshores, i la interpreta, i es castiga davant la veritat.

Sap que no és la primera: és i serà la segona, ell tornarà sempre a l'inici.

Penedit o no.

Encantat o no, d’haver-se conegut tornarà, al niu on ella, a qui sempre ha estimat de veritat, o ha necessitat, o amb qui s'ha acostumat a viure, l'esperarà; vingui d'on vingui. De qualsevol o no. I, així, mentres llegeix la cançó no pot evitar reviure les abraçades i petons, les mirades, el contacte d'una mà que li diu molt més que no pas mil paraules.

Però té la cançó al cervell i amb marcador vermell s’encarrega de fer-li el repàs sencer. Paraula a paraula, frase a frase. I té la pregunta que ella li va fer, que es va atrevir a fer, fent voltes al seu cap: per què ets amb ella si no l’estimes?

I repassa la cançó novament.

I lamenta haver fet la pregunta equivocada. I la canvia: per què ets amb mi si només l’estimes a ella?

I aleshores, tanca novament el cor, i la ment, perquè sap que sempre tindrà l’honor barat, trist i vulgar de ser la cualquiera amb qui l'enganya, a ella, de tant en tant.

Res més.

dijous, 18 de febrer del 2010

Temps era Temps

Mentres ara escriu, cervesa en mà i música de fons, Fito, en un petit reset del seu dia recorda el moment en què, fa unes hores, va deixar anar l'Esther que hi havia realment dins d’ella . I envermelleix en situar-se novament en aquells instants.

...


Ja s’ha fet gran, segurament, si tot evoluciona d’acord amb la llei natural de la vida (aquella que no acostuma a acomplir-se) està en l’equador de la seva existência. El cos comença a recordar-li també dia a dia, en petites coses: S’adorm al sofà, alló que sempre havia odiat de la seva mare; s’enreda en llargues explicacions per dir allò que abans només necessitava tres paraules per fer entendre; comença a matinar; a recordar amics que fa temps que no veu; a voler experimentar...

Experimentar. Sí. Cadascú té el seu moment i, pel que sembla, el seu moment ha arribat amb quinze, vint, trenta anys de retard.

Està a la feina, davant de l’ordinador. De fons, als cascos, música de jazz, Diana Krall. Un expedient important li ha pres part del matí. De cop, com un cuc bellugadís, alié, un pessigolleig estrany li recorre el sexe. Nota com s’humiteja. Aixeca el cap, se sent incómoda, ningú l’observa, però no sap com reaccionar. Té un sentit del ridícul, de la vergonya massa interioritzat. Pensa que tots li estan llegint el pensament, o el plaer que està sentint.

Buf!

Ja està, ha marxat. Es relaxa novament. Ho pateix com un càstig enlloc de gaudir-ne. Mai, mai ha sentit una sensació tan humida al seu sexe sense haver-hi un... un home al costat. I no un de qualsevol, naturalment. El seu, amb el que ja fa més de vint anys que comparteix dies i nits. Però poques fantasies, darrerament.

Comença a sentir suors, se sorprén perquè no du samarreta interior, i tot i això té calor. Normalment, a l’hivern porta sempre els ronyons coberts amb una samarreta de cotó, un altre missatge que li recorda la seva edat. Com el vostè amb que ja fa un temps comencen a tractar-la quan va a comprar.

Va cap al lavabo, necessita remullar-se... la cara. Està ben vermella. Entra al water, pixa, s’eixuga i nota com el paper rellisca. Està ben molla, el fluix transparent que envaeix la seva vagina li recorda l’excitació que intenta amagar-se fa estona.

Què fer? Què faig? Sempre he pensat que no tenia sentit. Mai he estat capaç de. No toca, ara ja. No té sentit. Jo, ara.

Encara són les dues. No creu poder suportar una hora més. Voldria ser a casa per dutxar-se, no vol tenir aquesta sensació nova, desconeguda, no la vol... la tem, la desitja, no la vol, tot i estar gaudint, està patint, està... déu, prou, prou.

Quan arribi a casa...

Les tres. No sap què fer, si marxar a casa i... o bé. Els sufocs encara li duren, el pessigolleig, la necessitat de passar-se una mà pels pits. Nota els mugrons erectes, reclamant-li atenció. El viatge en metro és etern. Etern.

Encara he de fer els entrepans. Faré tard. No puc. Ara no. Què faig?

Està molt excitada, molt excitada. No es reconeix, però no li importa. Encara pujant l’ascensor, amb el pa calent en una mà es decideix a deixar lliscar l’altra mà dins els pantalons ajustats. Cedeixen i la calça es retira com si durant tot el dia l’hagués estat esperant.

No sé, no puc, he d’anar a l’escola, ara no... buf!

S’ofega. Té calor, com si tingués febre.

Prou. Prou. Mai, en quarant anys ho he fet. És hora, ho necessito, la primavera s’avança, em crida.

Ràpidament es treu les botes, els pantalons, intenta pensar en ell. En la darrera conversa amb ell. En com se la mirava. Com mirava, dissimuladament, el seu escot. Els seus pits enèrgicament empresonats. Com l’estava desitjant, malgrat la prohibició tàcita, malgrat l’amistat, malgrat...

Mmmmmmmmmmmmmmmm. Es toca per sobre de la samarreta, ara hi posa la mà a dins, s’apreta el mugró dret, ara un, ara l’altre. Més, més. Comença a perdre el sentit d’on és. Les calces li fan nosa, li ve de gust posar-se la mà per la vora de l’elàstic, com fent-ho d’amagat d’ella mateixa. Retira el tros gairebé inexistent de roba i es posa dos dits dins la vagina, mentres un, maldestrament, acaricia el seu clítoris ara ja ben gros.

Els llavis, el clítoris, tot gira, mugrons, crits, pits, humitat, desig, està sola, ho fa, és ella, està a punt, a punt, a punt... aaaaaaaaaaaaaaaaaaah!

- Esther, Esther, estàs bé?

...

Déu meu, déu meu. No ho tornaré a fer mai més. Mai més. He trigat quaranta anys. Mai, mai.

Sap que durant molt de temps recordarà la cara de la seva sogra mirant-la amb els ulls fora de les òrbites, amb expressió de no poder creure el que està veient, de...

Buf!

dimecres, 10 de febrer del 2010

DeSiGUal

No es trobava gaire bé, darrerament. Portava uns dies cansada, desanimada. No avançava a la feina, se li feia costa amunt per primera vegada des del canvi de planta. Buf, el que són les coses, anys i anys esperant, i ara no tenia ni prou clar que fos el que realment desitjava.


Época de rebaixes. Què poc li agrava en ella aquesta bogeria que se li desperta a la gran majoria de ciutadans, compradors compulsius o compradors ocasionals sense distinció. Comprem, comprem. Però potser necessiten tot el que compren?, acostuma a preguntar-se. La seva cap, en més d’una ocasió, havia arribat a la feina amb una faldilla (horrible, per cert, carrinclona, per més dades) fent gala, contentíssima, de la seva saviesa com a compradora: “Mireu, m’acabo d’estalviar 70 euros, una ganga, en costava 300 abans de les rebaixes i jo me l’he emportada per 230. N’estic encantada!” I ella, sense poder reprimir una ganyota imperceptible (gairebé interior, és clar, no estava “el horno laboral pa’ muchos bollos”) pensava si la seva jefa encara no coneixia la diferència entre gastar i estalviar. O malgastar, en aquest cas. En fi, cada any era el mateix, i en feia tants que treballava allà…



Va sortir de la feina sense gaires ganes de res. Li feia ràbia però necessitava uns pantalons. I no, no perquè fossin rebaixes i calgués comprar, estalviar, gastar o malgastar. Sinó perquè finalment la seva dieta demanava a crits canvi de talla. Mmmmmm, la 38, ja. Mai no havia estat en aquest número que li semblava lluny. I més ara, a la seva edat. Sí, sí, aquest cop, el règim rutllava…



Va agafar el camí cap a la seva botiga preferida: outlet i de rebaixes! Jajaja, sí la seva jefapija la veiés entrar-hi, la feia fora de cop de l’oficina. Per no tenir “classe”. Alló no era ni Versace, ni Furest, ni evidentment Gucci o Custo.



Li agradava aquella marca, i amb aquells preus més encara, i intentava no renunciar-hi, tot i que el seu fons d’armari fos més reduït que si anés a Zara o Mango. Però per què sempre necessitava justificar-se pel que feia!?



El va veure només que va entrar-hi: jove, bastant més que ella, amb un jersei vermell i uns texats estrets molts insinuants (si més no en ella li ho va semblar); els ulls grossos i d’un blau intens, cabells curts. Tan sols van creuar la mirada un segon. Ella, però, va retenir la seva imatge a la retina. De ben segur que ell ni s’hi havia fixat. Normal, gairebé li doblo l’edat –va pensar.



S’acostà a la zona de pantalons de dona. Bé, bé, serà arribar, provar-me’ls i marxar pitant. Encara tindré temps de fer una cervesa amb l’Esther abans d’arribar a casa. Buscant la talla, la nova talla, va veure com s’acostava a prop d’ella, a menys d’un metre, estava arreglant els penjadors de les camises al seu costat. El va mirar descaradament, aleshores, i una rampa elèctrica la va fer sortir del seu ja habitual estat de letarg. Va enrogir sense saber si ell s’adonaria. Buf, estava excitada, força excitada. Déu, però si podria ser el meu fill, va pensar, però si jo ja n’he fet quaranta!



Va agafar un parell de texans i va entrar a l’emprovador (continuaven fent-li mal els ovaris, com dies enrera, però ara d’una manera diferent). Era prou ampli i el mirall li permeté veure el reflex de la seva realitat. Sí, més prima que uns mesos enrera, però mare de dos nens, gairebé adolescents, o preadolescents, en tot cas, pesats, mandrosos i contradint a cada moment tot el que ella els deia; casada amb la parella de tota la vida amb qui semblava que ja s’ho havien dit tot; secretària a la mateixa oficina on va anar a fer les pràctiques quan va acabar l’FP…i superant just ara l’equador de la seva vida. Quaranta anys, es va tornar a dir.



Amb gest cansat, va deixar els pantalons damunt la cadira i tancà la cortina. Desitjava, malgrat tot, que ell, amb qualsevol excusa, s’atrevís a entrar, que s’hagués adonat de com l’havia mirat, ella, de com se l’havia menjat amb els ulls. Que entri i m’ofereixi un altre texà, va sommiar. Aquest pensament va fer que el seu cos comencés a excitar-se. El seu sexe, humit ara, li recordava que era viva. La cridava, i ella, va voler respondre: sí, per què, no?, es va dir. No tenia molta experiència, ni es masturbava habitualment, ni molt menys s’excitava mai d’aquella manera… però la imatge gravada, el record d’aquells ulls i els seus dits ara ja amb un ritme fantàstic, la van ajudar a arribar a l’orgasme més salvatge que mai hagués pogut imaginar. El corrent eléctric que tan sols uns minuts abans l’havia sacsejada va donar lloc a un esclat de plaer que va saber esmorteir amb la mà lliure.



En un no res ja tornava a estar vestida, tranquil•la, relaxada. Va sortir i va pagar els pantalons que ni tans sols s’havia emprovat. En el petit paper que ell (el mateix noi que feia uns segons li havia provocat un extasi genial) li va lliurar per tal que signés la compra amb tarja va escriure-hi unes paraules abans de tornar-li.



Li dedicà un somriure directe, agraït, i girà per marxar sense perdre’s el gest interrogant que ell li enviava mentres llegia: “Gràcies, feia temps que no ho passava tan bé!”.

Buf!


Prince - Kiss


divendres, 8 de gener del 2010

Piece by Piece

Va obrir el diari esperant trobar-se amb la sorpresa que la Neus li havia anunciat. Girà i regirà les planes: societat, cultura, fins i tot economia. Sempre havia estat imprevisible. Genialment imprevisible, la Neus. I sempre a prop. En la distància. Però a prop. Mirà un per un els anuncis, però res…

Tornà a llegir el correu que havia rebut dos dies abans:

“Joan, sé que et sobtarà rebre un escrit meu. Un escrit tan estrany. O enigmàtic. O poc aclaridor, finalment. Aquest cop no és un joc més, o sí. Però no per divertir-te, no per lligar-te una estona a mi, no per tenir-te entretingut. No. És només perquè no sé com dir-t’ho, com explicar-te… vull posar-hi paraules, per fi sóc capaç, a tant de sentiment callat, amagat. Sé que mai has pogut intuir res, i que tot plegat et sorprendrà, però necessito fer-ho.

Només et demano que durant uns dies, dos, tres, llegeixis el diari, o escoltis la ràdio amb més atenció. Que busquis. Que em busquis allà. On sempre he estat, on ens vam conèixer.”

Va somriure. Ai, Neus, va pensar, sé perfectament per on vas, què vols dir-me. Sempre he sabut dels teus sentiments cap a mi, de la teva dependència emocional… com m’he sentit d’important tots aquests anys sabent-ho…

“Des que l’any 95 vam entrar junts a la ràdio, i després al diari, he suportat el dolor, l’amor, la ràbia, la felicitat, l’angoixa que m’envaïa per no poder ser alguna cosa més en la teva vida. En el teu cor. Ho he suportat en silenci, estoïcament. Però ja no sóc capaç, ara ja no. Necessito deslligar-me. Deslligar-m’hi. Arran del teu, del vostre, divorci, vaig anar coneixent les etapes del dol. Les he conegudes al seu costat, les he viscudes per la mateixa persona que després les he patit jo. Cinc, són. Les cinc etapes del dol per la separació: Negació, Ràbia, Pacte, Depressió i Acceptació”

El somriure del Joan es va anar eixamplant mentres llegia: Ai, Neus, no sé si mai seré capaç de confessar-t’ho, però no, no t’estimo i mai t’estimaré de la manera que tu necessites. Per molt que pidolis amor amb escrits, amb gestos, amb jocs. El plaer l’obtinc de saber-me estimat (com només tu fas que m'hi senti) i això no ho vull pas perdre. Sí, és clar, es egoisme...

“Cinc etapes que sovint se solapen, es cruen, t’arrosseguen endavant permetent-te veure la llum i et fan retrocedir novament cap a l’obscuritat. La primera, la negació. Impossible creure que mai tindré cap possibilitat de sentir-me estimada com jo t’estimo. Va ser un cop baix saber que us anàveu a viure amb la Carme, ma germana. I més encara que fos ella qui m’ho digués mentres tu et limitaves a somriure. No. No. No m’ho facis, Joan, et deia, en silenci. Amb ella no, tan a prop meu no vull. No vull conviure amb la teva felicitat, el teu amor cap a una altra com sempre he fet”

Sí, Neus, recordo els teus ulls, la ràbia davant cada confidència meva. Eres sa germana però et devies a la confiança nascuda tants anys enrera entre nosaltres. Mories en cada aventura que jo gaudia, que jo t’explicava punt per punt.

“La segona vingué aviat: la ràbia. Com t’odiava quan em féies partícep de les teves passions amb d’altres, quan em feies saber l’engany en què vivia la Carme i que m’obligaves a mantenir en secret, com “bona amiga”. Mai has pogut intuir els meus sentiments però cada confessió era una punyalada, Joan.La tercera: el pacte tàcit amb tu, amb ella. Sense cap possibilitat de futur conjunt. Som amics, em deia, som confidents. No el perdo, sempre serà a prop meu. Viu amb ella, però és amb mi que es despulla de ment, de cor. És amb mi en qui confia, a qui necessita, amb qui compta”.


Tornà a mirar el diari. Ara des del principi. Tenia el costum, ella li ho va encomanar, de començar sempre pel final, per la darrera plana. Ara ho feu mica en mica: Portada, Internacional, Política, Catalunya, Barcelona, Societat, Economia, Esports, Cultura… res, no hi trobava res. Començava a sentir-se nerviós. Neus, on és la sorpresa, on és?

“La quarta va ser la més dura: vaig caure en la més absoluta depressió. La vostra relació ja estava plenament afiançada, els naixements del Pau i del Carles, dos anys després, hi havien contribuït. Els estimava tant els meus nebots! Els teus fills: una part de tu, una part de mi. Però aquest amor es tornava tristesa: ells eren un obstacle si mai decidies separar-te per… Tonta, tonta, tonta, encara hi comptava. Sabia que mai et confessaria el meu amor. Ara ja no. Però no volia deixar de creure que potse algun dia, tu, jo…

Va ser aleshores que vaig decidir acceptar la feina del diari, com a corresponsal a Madrid, i fugir. Intentar fugir de tu per no enfonsar-me del tot”.

Els seus ulls, ara mig plorosos, pararen atenció a la veu que a la ràdio donava les notícies de les vuit: Neus Soler Feliu, enviada especial a Madrid del diari El Periódico de Catalunya…

“I finalment l’acceptació. Joan, mica en mica el dolor s’anà transformant en pau. La pau que sempre havia buscat, desitjat, al teu costat, ara la sentia. Lluny de tu. La distància, la teràpia, el teu divorci de la Carme, van ajudar, és clar, a curar la ferida. Però no t’he oblidat. No he volgut oblidar-te.

Estic bé, ara, estic bé. I és ara que sé que puc viure sense esperar el teu amor, sense tu, sense patiment.

Però no vull, Joan. Puc, ho he aconseguit, per fi. Però no vull”.

…ha estat trobada morta aquesta matinada. Neus Soler de 34 anys en feia dos que residia a la capital. Els veïns, alertats pel que semblava el soroll d’un tret, han avisat la polícia i el Samur però quan ha arribat l’equip sanitari la coneguda periodista catalana ja era morta. El seu currículum professional…

dilluns, 4 de gener del 2010

La Por

Alguien le dijo que volvía después de unos años de excedencia. Era periodista y, por lo visto, se le había acabado el contrato, o las ideas, o la ilusión…con el tiempo supo que lo que se había acabado era el amor.

Enseguida conectaron, esa química que parece unir (o desunir) almas. O mentes. A veces, incluso cuerpos. Se sentía a gusto a su lado, conversaban sobre libros, películas, sobre lo divino y lo humano. Se reían. Básico, para ella.

Ella se casaba, sí. Una boda discreta, tranquila, íntima. Él, junto con otros compañeros bajó hasta el registro.

Trabajaban en equipo, las carencias de uno, las suplía con creces la otra, y al revés. Sí, un buen equipo laboral, mesa con mesa, risa con risa. Hasta un día, aún lo recuerda, y de eso hace ya 14 años, a él se le nubló la vista y se encerró en sus miedos. Enseguida se dio cuenta. Pasaban los días y la relación se enfriaba. Hasta que ella se hartó, quizás fue demasiado impulsiva al preguntar pero lo vio tan claro!!! Te has enamorado de mí? Sí. No puedo dejar de pensar en ningún momento, incluso sueño contigo. Lo siento, lo siento, siento haberte confundido. No importa, lo superaré. Estaban en la terraza de un bar un caluroso día de agosto. Ella empezaba vacaciones y aún puede oír las últimas palabras que él le dijo: Cuídate, Esther. Sí, serían las últimas palabras en diez años, diez largos años.

El silencio se hizo abismo. Ella tuvo dos hijos, cambió de departamento, siguió observándolo, pero ni una palabra más. Ni una en diez largos años.

Falleció su madre y ella se acercó: lo lamento, sé lo unidos que estabais. Gracias, Esther. Sus primeras palabras tras un lapsus absurdo de años. Es un sinsentido, pensó, sigo viendo en sus ojos el deseo, el amor, la necesidad…y así era. Diez años de silencio no habían hecho que la olvidara. No la amaba, era una obsesión, su obsesión. Y eso la ilusionaba, y a la vez temía ese sentimiento que, sin pretenderlo, era capaz de provocar en él.

Reanudaron la relación, hasta que él volvió a gritarle que no podía más, que deseaba que ella abandonara su mente, que su imagen era la pantalla que día a día ocupaba sus pensamientos…no lo soportaba. Y se volvió a producir el silencio.

Comparten trabajo sin mirarse a los ojos, él no es capaz. Catorce años después sabe que sigue dominando su corazón, pero también sabe que no es amor. Y sí, algunos días, cuando lee de otra muerte por amor, por tanto amor, tiene miedo, mucho miedo.



"Aquesta nit serem lliures, i trencarem totes les promeses"